Fuente EFE
¿Ante otro genocidio?
por Luis Rosales, para BAE
Desde hace casi 100 años Turquía se niega a reconocer que allá por 1915, en medio de la Primera Guerra Mundial, su decadente régimen otomano liderado por los jóvenes turcos, comandó un verdadero genocidio contra el pueblo armenio que habitaba dentro de lo que en ese entonces era su vasto territorio.
No se trata simplemente de una cuestión semántica. Por genocidio se entiende a la acción sistemática de un estado tendiente a exterminar a todo un pueblo mediante diferentes procedimientos. Pero primero desde Estambul y luego de la nueva capital, Ankara, las autoridades turcas niegan esa acusación. Desde el otro lado, la diáspora armenia, que representa a los intereses de millones de sus connacionales y descendientes que viven en el mundo entero, van presionando paciente e implacablemente para que en todo el planeta se vaya tomando en cuenta y condenando esta atrocidad.
Los armenios vivieron pacíficamente bajo el dominio del Imperio Otomano, hasta que la llegada de la Gran Guerra despertó lka ilusión de alcanzar su independencia, como tantos otros pueblos de Europa del Este que veían la luz después de la retirada turca en su acelerada decadencia. Griegos, Rumanos, Serbios, Montenegrinos y hasta Búlgaros iban perfilándose como naciones nacientes en el nuevo planisferio. Estratégicamente ubicados en los confines orientales del imperio, los territorios armenios servían de límite con el otro gran protagonista de las enormes estepas asiáticas: la Rusia zarista. Por eso tanta aversión de los gobernantes de Estambul a lo que ellos consideraron una traición de sus antiguos vasallos, inspirada en sus deseos de libertad y sus afinidades cristianas con Moscú. En una verdadera carnicería, que serviría de prólogo a la que décadas después se llevaría a cabo en Europa Central contra el pueblo judío, los turcos decidieron deportar forzosamente y movilizar a millones de armenios que vivían en su territorio, obligándolos a cruzar el desierto sirio para instalarse en verdaderos campos de concentración. Nada fue previsto para que casi dos millones de personas, incluyendo ancianos, mujeres y niños, fueran obligados a caminar distancias imposibles en condiciones extremas. Más que una mudanza era un exterminio. Un millón y medio perecieron en el intento.
Desde ese entonces la comunidad internacional comenzó a descubrir y condenar esta atrocidad. Año tras año más países se fueron sumando a la lista que califica como genocidio a estos “incidentes de guerra” según los turcos. Pero esta no ha sido una tarea fácil. Turquía siempre fue y sigue siendo poderosa. Con sus 75 millones de habitantes, su posición estratégica entre Europa y Asia, su condición excepcional de ser la única democracia de mayoría musulmana en la tierra y su control de los estrechos del Bósforo y de los Dardanelos, única salida de las flotas rusas hacia los mares exteriores, la hacen un aliado de peso. Especialmente para los EEUU. Algo que los turcos siempre supieron usar ya sea durante décadas en la Guerra Fría, o más recientemente en las guerras de Irak o Afganistán. Por eso los EEUU se resistieron a avanzar en ese reconocimiento de la masacre de 1915, pese a la presión internacional y a la insistencia de la influyente comunidad armenio-norteamericana. Pero todo cambia y en los últimos tiempos una declaración del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de los EEUU parece comenzar a revertir esta situación anacrónica.
Turquía tiembla con la posibilidad de que la primera potencia de la tierra reconozca el genocidio y por eso la reacción de su Primer Ministro Tayyp Erdogan de amenazar con expulsar de su territorio a cerca de 100.000 armenios indocumentados, sobre cerca de 170.000 que siguen viviendo bajo la bandera de la media luna. Una decisión que podría ser considerada similar a la que están tomando los países europeos o los propios EEUU respecto de los inmigrantes ilegales, si no fuera por que así comenzó en 1915 el primer gran genocidio del siglo XX. La historia no puede repetirse.
Armenia acusa a primer ministro turco de ser un incendiario político
Los dichos vienen en momentos de tensión entre ambos países, tras el reconocimiento del Parlamento sueco y de una comisión del Congreso de EEUU el genocidio armenio en el Imperio Otomano.
por DPA - 18/03/2010 - 13:05
Armenia acusó al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, de ser un incendiario político, en el marco de la disputa por las nuevas resoluciones que acusan de genocidio al Imperio Otomano.
La amenaza de Erdogan de expulsar de Turquía a 100 mil armenios que viven allí ilegalmente pone en peligro el reacercamiento de ambos países, dijo el ministro del Exterior armenio, Edvard Nalbandian en Ereván.
"Con declaraciones de ese tipo comenzaron los sucesos que culminaron con el genocidio de los armenios en 1915", dijo hoy Nalbandian citado por la agencia de noticias Arminfo.
El Parlamento sueco y la Comisión de Exteriores en el Congreso estadounidense calificaron recientemente la persecución de los armenios en el Imperio Otomano de genocidio, dañando las relaciones con Turquía.
Erdogan explicó el miércoles en una entrevista de radio que esas resoluciones dañan a los propios armenios y amenazó con expulsar a los que viven en situación ilegal en el país. Nalbadian destacó que los armenios quieren seguir trabajando en la normalización de las relaciones Turquía.
Los críticos de la resolución ya habían esperado que pudieran dañar el proceso de reconciliación. Según distintos cálculos, entre 200 mil y 1,5 millones de armenios perdieron la vida en el Imperio Otomano. La acusación de genocidio siempre ha sido negada por Turquía, el país sucesor de ese Imperio.
Prensa y analistas turcos critican Erdogan por insinuar expulsión de armenios
"Si eso se llevara a cabo sería una tragedia. Hacer eso para calmar tu ira por las decisiones de otros Parlamentos sería una vergüenza", dijo hoy el analista Cengiz Aktar, especialista en las relaciones entre Turquía y la Unión Europea (UE).
Como reacción a la adopción de una resolución en el Parlamento de Suecia, que califica la matanza de los armenios en 1915 como "genocidio", Erdogan había dicho que podría considerar la expulsión de unos 100.000 armenios ilegales en su país.
De esta forma, el primer ministro parece querer presionar al Gobierno armenio y a la diáspora armenia en Occidente para que abandone una supuesta campaña contra el Estado turco.
"La arrogancia de Erdogan se está convirtiendo en un problema para Turquía", escribió hoy el diario "Milliyet" de Estambul, agregando que el primer ministro estaba utilizando a los trabajadores armenios para "chantajear" a Armenia.
La idea del "chantaje" fue defendida en varios otros diarios turcos que en sus ediciones de hoy informan ampliamente sobre las polémicas declaraciones de Erdogan al servicio turco de emisora británica BBC.
Turquía define lo sucedido en 1915 como "eventos trágicos" pero rechaza con vehemencia que la muerte de cientos de miles de armenios sea definido como "genocidio".
Ankara retiró recientemente su embajador de Washington por una resolución adoptada por una comisión parlamentaria del Congreso estadounidense en la que se habla del "genocidio armenio".
Lo mismo sucedió con el enviado turco a Estocolmo, debido a una resolución similar del Parlamento sueco.
Según diferentes estudios realizados en Turquía, el número de armenios ilegales en el país no supera las 20.000 personas, en su mayoría mujeres que trabajan como empleadas domésticas, con sueldos no superiores a los 500 euros mensuales. EFE
Turquía amenaza con expulsar a los armenios por la campaña sobre el genocidio
(*) N de la R: Viniendo del Primer Ministro de un Estado genocida, negacionista y usurpador de los territorios armenios, el hecho no es mas que la continuación de la mentalidad racista turca, que está vigente y que es la mayor amenaza a la seguridad de Armenia.
EFE. Ankara. La tensión sobre el reconocimiento como "genocidio" de las matanzas de armenios por parte del Imperio Otomano sigue aumentando, después de que el Gobierno turco haya amenazado con expulsar a los armenios que residen ilegalmente en el país si continúa esa campaña.
El primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, ha advertido de que los esfuerzos de la diáspora armenia para lograr que se reconozca el genocidio pueden dañar a los ciudadanos de Armenia que residen en Turquía.
"En mi país hay 170.000 armenios. Unos 70.000 de ellos son mis ciudadanos. Pero cerramos los ojos ante otros 100.000. ¿Y qué voy a a hacer el día de mañana?. Si hace falta, les diré que regresen a su país", amenazó Erdogan, en referencia a los miles de armenios que trabajan y residen ilegalmente en Turquía.
El mandatario turco lanzó esa amenaza durante una visita oficial al Reino Unido, donde el Parlamento tiene previsto debatir una moción sobre el genocidio armenio, después de que el Comité de Exteriores del Congreso estadounidense y el Legislativo sueco lo hayan reconocido como tal.
El Gobierno de Erdogan ha condenado duramente esas decisiones, ha retirado sus embajadores en los dos países y ha cancelado viajes oficiales a Washington y Estocolmo.
"No estoy obligado a tenerlos en mi país", insistió Erdogan en declaraciones el martes al servicio en turco de la BBC británica, de las que los medios turcos se han hecho eco hoy.
El primer ministro exigió al Gobierno armenio que se libre de la "hipoteca" de la diáspora armenia y aseguró que esa campaña está dañando los intentos de recomponer las maltrechas relaciones entre los dos países.
Turquía reconoce los trágicos sucesos de 1915, en las postrimerías del Imperio Otomano, pero niega que se tratara de un genocidio y apoya la creación de una comisión entre Turquía, Armenia y un comité de historiadores que analicen las acusaciones sobre la muerte de 1,5 millones de armenios.
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