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sábado, 27 de marzo de 2010

El Gobierno Español intenta evitar que el Congreso condene el Genocidio Armenio para no irritar a Turquía

Fuente abc


El Gobierno intenta evitar que el Congreso condene el genocidio armenio para no irritar a Turquía


Moratinos habló con Bono para frenar una iniciativa de ERC que, si prosperara, provocaría las iras de Ankara

Montilla ya se disculpó ante las autoridades turcas:
José Montilla remitió una carta de disculpa al ministro turco de Asuntos Exteriores, Ahmet Davutoglu, después de que el pasado 26 de febrero el Parlamento de Cataluña aprobara con el apoyo de todos los grupos —incluidos socialistas y populares— una resolución que catalogaba de genocidio «los hechos sufridos por la población armenia entre 1915 y 1921». Montilla confiesa ante el ministro turco que «la decisión es inapropiada».


LUIS AYLLÓN | MADRID


El Gobierno está realizando gestiones para evitar que prospere en el Congreso una proposición no de ley presentada por ERC con el objetivo de condenar el «genocidio» armenio a manos del imperio turco-otomano durante la I Guerra Mundial. El Ejecutivo es consciente de que una decisión de ese tipo provocaría un gran malestar en Turquía, su gran aliado en la Alianza de Civilizaciones.
Según supo ABC de fuentes solventes, Miguel Ángel Moratinos se ha puesto en contacto en los últimos días con José Bono para tratar de frenar la tramitación de la iniciativa.

La capacidad de maniobra del presidente del Congreso, sin embargo, será limitada cuando la iniciativa tenga que ser calificada en la Mesa de la Cámara para su posterior pase a la Junta de Portavoces, que determinará la forma de tramitación.
Una propuesta similar fue aprobada por todos los grupos en el Parlamento de Cataluña, por lo que el Gobierno teme que pudiera ocurrir lo mismo en Madrid. Incluso, el mero hecho de someterla a debate generaría malestar a las autoridades turcas, muy sensibles, con este asunto.

Al Gobierno le preocupa que se repita lo sucedido en las relaciones de Turquía con EE.UU. y con Suecia, donde han sido aprobadas medidas que califican de «genocidio» la masacre de un millón y medio de armenios durante varios años, a partir de 1915, llevada a cabo bajo el mandato de los «Jóvenes Turcos» durante el imperio otomano y antes de la formación de la actual república de Turquía por Ataturk, en 1923.

Ankara retiró a su embajador en Washington, después de que el pasado día 4 una Comisión del Congreso estadounidense sancionara la iniciativa por un sólo voto de diferencia. Lo mismo hizo con su embajadora en Estocolmo, tras aprobar el Parlamento sueco, el día 11, una moción parecida.

Baldías explicaciones

Tanto Obama, como el ministro sueco de Exteriores, Carl Bild, se mostraron disconformes con lo aprobado por sus respectivos legislativos, pero Turquía consideró que no habían hecho lo suficiente para evitarlo. El malestar turco es mayor porque se trata de dos países con los que mantiene buenas relaciones. Y lo mismo sucede con España, que ha respaldado la adhesión de Turquía al club comunitario, una vez cumpla las condiciones exigidas.

Hay que recordar que Erdogan es copatrocinador con Zapatero de la Alianza de Civilizaciones, el gran proyecto del Gobierno español en política exterior, que podría verse afectado por una resolución del Congreso en relación con los armenios.

Todo ello, hace que Exteriores esté moviendo los hilos para tratar de que la iniciativa de ERC, firmada por Joan Tardá, no salga adelante. La proposición considera que el Gobierno debe instar a Ankara a que acepte la matanza perpetrada hace casi un siglo «como gesto de concordia con Armenia», de acuerdo con el espíritu de la Alianza de Civilizaciones.

Cicatrizar geridas

En otro punto, se pide a la UE que haga de mediador entre Turquía y Armenia para la superación definitiva del genocidio, porque, en su opinión, «el reconocimiento histórico de los crímenes perpetrados es necesario para cicatrizar heridas».

Turquía nunca ha reconocido la masacre de ese millón y medio de armenios, y fija la cifra de víctimas en 300.000, pero la achaca a las luchas entre etnias y a las hambrunas de la I Guerra Mundial, y no de una política represiva dirigida contra esa minoría. En Turquía, calificar lo sucedido con la comunidad armenia como un genocidio está penado con hasta tres años de cárcel.

Erdogan, en unas declaraciones muy poco propias de la Alianza de Civilizaciones, ha comentado a la BBC la posibilidad de expulsar a unos 100.000 armenios sin papepeles. Además, las autoridades turcas han advertido de posibles consecuencias para las relaciones económicas con los países que califiquen de «genocido» las muertes de los armenios.

Además de Francia, Estados Unidos y Suecia, una veintena de países han reconocido el «genocidio». La Eurocámara lo hizo en 1987.

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