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sábado, 27 de marzo de 2010

Turquía tiene el “Si”: los protocolos y sus contramarchas

La Hoja de Ruta implica la normalización de las relaciones bilaterales entre la Republica de Armenia y la Republica de Turquía.
Como se viene barajando; a cambio de la apertura fronteriza que Turquía cerro unilateralmente en 1993 en apoyo a Azerbaijan a causa de la guerra con Armenia y Karabagh, Armenia tiene que reconocer la perdida definitiva de los territorios que fueron expropiados y vaciados por medio del genocidio de 1915 y de las arremetidas posteriores como las de 1918 y 1920 (esta ultima Kemalista), tiene que acelerar la solución del conflicto por Nagorno Karabagh a favor de Azerbaijan y tiene que dejar de reclamar por el reconocimiento internacional del genocidio; esta ultima se haría como dicen los protocolos con una comisión mixta de historiadores que pasara a realizar una relectura de los sucesos con todo lo que ello implicaría.

En cuanto a la apertura fronteriza; la camarilla que apoya al presidente Sarkissian es la que comercializa los productos de primera necesidad en Armenia, por lo tanto la importación de estos productos directamente vía Turquía abarataría los costes de fletes y, también, los aranceles aduaneros. En este punto, si se abre la frontera con Turquía el mercado interno armenio no seria tan dependiente de Georgia en cuanto a su aprovisionamiento.
En la apertura fronteriza esta la jugada del gobierno armenio, pensando que por medio de ella va a poder fortalecerse económicamente. A pesar de este razonamiento, los supuestos beneficios económicos son inciertos, ya que Turquía puede, al igual que Georgia, establecer impuestos aduaneros altos. Esto podría ser contrarrestado (tranquilamente) normalizando las relaciones con Azerbaijan, en la que Armenia seria intermediaria entre el comercio, también, de los dos países aliados. O sea, la normalización de las relaciones con Turquía, pueden derivar tranquilamente en la consiguiente normalización con Azerbaijan. Pensando en como termino el gobierno de Ter-Petrossian por buscar una solución global al conflicto, es fundamental para el gobierno armenio tratar las dos cosas por separado.
Tampoco hay que olvidarse del dominio de las grandes empresas moscovitas sobre las telecomunicaciones, el trasporte y la energía, ellos también presionan para ver las fronteras abiertas. Ellos son los que están implicados en la supuesta venta de energía eléctrica a Turquía y de la puesta a punto de los sistemas de trasporte de carga y personas al vecino país. Este punto es uno de los ejerce gran presión sobre el gobierno armenio; la dependencia económica de Moscu.

En cuanto a la ratificación fronteriza; el estado Turco, desde el genocidio en adelante, nunca reconoció al pueblo armenio como una entidad capaz de representarse con voz propia, solo cabía su eliminación. Esto lo demuestran lo distintos tratados que van desde Sevres y la necesidad de crear un hogar nacional armenio (el único que posee la rubrica de delegados armenios), el tratado de Kars por la que Turquía se sigue anexando territorios como Aní, el tratado de Lausana en la que se dejan de lado los compromisos contraídos en Sevres sin el consentimiento del pueblo armenio, el tratado de Brest-Litovsk por la que en convenio entre el Estado Turco y la Unión Soviética se decide la anexión a Turquía de las provincias armenias de Kars y Ardahán, al igual que el tratado Ruso-Turco. En los mismos el pueblo armenio fue perdiendo vastos territorios masacrando su voluntad, por lo tanto hoy Turquía quiere legalizar sus anexiones.
Para los armenios representa la perdida definitiva de los territorios históricos (monte Ararat). Pero hay que tener en cuanta, que significa para Turquía la ratificación fronteriza. Pensando en la disparidad de fuerzas, de un estado entre los mas poderosos del mundo y en otro, como el armenio, altamente subdesarrollado.

En el caso de Karabagh, Azerbaijan encuentra en Turquía el único socio capaz de presionar a las potencias para que Armenia devuelva los territorios liberados. La retórica belicista y los distintos incidentes en la línea de contacto, solo demuestran la impotencia política del gobierno azerí a la hora de presionar por la devolución pacifica de los territorios. Esto quedo demostrado cuando Azerbaijan llevo el problema a las Naciones Unidas, la votación a favor de la integridad territorial del mismo quedo vetada por las potencias.
La plata invertida por las grandes compañías europeas, rusas y norteamericanas en los proyectos petroleros azeríes y, más que todo, la necesidad de combustible hacen que la presión se traduzca en la no guerra. A esto se suma las grandes regalías petroleras del gobierno azerí que no querrían guerra en un momento de bonanza económica. Su reacción ante una crisis social podría ser otra.

En cuanto al reconocimiento internacional del genocidio, la misma es un logro de la diáspora. Ya que fue la misma, la única que mantuvo viva la causa a nivel internacional. Este punto plantea un grave dilema moral, por que el gobierno de Armenia pasa a negociar con logros que no le pertenecen. No hay que olvidarse del llamado que hizo el gobierno turco, en varias oportunidades y una vez firmados los protocolos, para que se conformara la comisión de historiadores. Esta situación la mantiene muy activa con los protocolos y a la vez muy pendiente de lo que sucede en el exterior.
La diáspora mantuvo viva la causa, algunos países lo reconocieron por tener en sus países comunidades armenias y otros por disputas de intereses con Turquía.

Conclusión: Mientras que en un primer momento Turquía presiono drásticamente a Armenia que hasta que no retirara las tropas de Karabagh no firmaría los protocolos (precondición esencial para la firma de los mismos, al igual que la comisión de historiadores). En una segunda etapa, la presionada fue Turquía y no por los armenios. Estas ultimas semanas el “genocidio armenio” fue reconocido por el gobierno de Gales, por el parlamento Sueco, por la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos, por el parlamento de Cataluña (por la que se insta a España a seguir el mismo camino), y a su vez se esta tratando la misma medida en el parlamento del Reino Unido.

La apuesta Europea y Norteamericano es muy inteligente, ya que el plazo estipulado retóricamente ya se esta por cumplir y ahora resta esperar la respuesta Turca, ya que retirando sus embajadores de los países que reconocieron el genocidio y sumado a las amenazas no la llevan a ningún lado. Las cosas se le complican en la medida que el reconocimiento internacional del genocidio abarque a cada vez más países y sobretodo a las potencias (Europa, EEUU). Turquía no esta dispuesta a cargar con el estigma, para la que es fundamental la comisión de historiadores, ya que por medio de la misma puede relativizar los hechos y evitar de esta manera las sanciones correspondientes.

Por otro lado, el dominio de las grandes compañías rusas de la economía armenia que harían negocios muy importantes con la apertura fronteriza y sumada a la gran determinación con la que asumió el proceso de firma de los protocolos el gobierno armenio; hacen que los mismos no corran peligro de ser ratificados; es por eso que Turquía tiene el Si; ya que es la menos permeable a las presiones del exterior.

En otro orden; cabe el interrogante si Europa quiere realmente a Turquía en la Unión y si esta dispuesta realmente en hacerle pagar el precio político del reconocimiento del genocidio. Turquía representa para la Unión Europea no solo la necesidad de abastecerse de mano de obra barata, sino el paso seguro de futuros oleoductos que la conecten con Azerbaijan. Entonces, la firma de los protocolos no solo representaría la normalización de las relaciones entre los dos países, sino que tranquilamente pueden serlo también con Azerbaijan en un futuro no muy lejano. Pero para el gobierno Armenio tratar los dos temas juntos es un grabe riesgo.

ANDRES MINASSIAN, U.J.A. CORDOBA.

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