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jueves, 14 de enero de 2010

La negación Turca del “Genocidio Armenio”

United Nations Economic and Social Council Commission on Human Haciendo un poco de memoria, el parlamento Europeo ha reconocido el Genocidio Armenio a través de diversas resoluciones. La primera de ellas fue el 18 de junio de 1987; en la misma se estableció que mientras Turquía siga negando tamaño crimen, no podrá ingresar a la Unión Europea. La misma resolución fue confirmada por el parlamento Europeo el 28 de febrero del 2002.
También fue fundamental a la hora de romper el silencio el Informe Whitaker de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías dependiente de las Naciones Unidas; la cual reconoce el 2 de julio 1985 al genocidio armenio como un hecho irrefutable.
Con este hecho se puso y se pone al descubierto que aparte de ser un tema de carácter histórico, el mismo reviste características políticas.
No solo el parlamento Europeo, sino los parlamento de mas de vente naciones han emitido desde 1965 resoluciones y leyes por las que el Genocidio Armenio ha de reconocerse de acuerdo con la Convención sobre el Genocidio de la ONU de 1948 (sin contar Provincias, Estados Federados, Municipios y etc.). En este punto; los parlamentos de terceros países se han convertido en la arena del debate ante la negativa del gobierno Turco de permitirlo puertas adentro.
En este conflicto existen dos partes bien definidas. Por un lado esta el estado Turco y su interpretación nacionalista y negacionista de la historia, que ignora algunas de las consideraciones históricas de la primera guerra mundial y muy especialmente la del Genocidio. Por el otro se halla el estado Armenio y la Diáspora, que han adoptado su postura como reacción a las respuestas del gobierno Turco (mas que todo cuando el genocidio estaba totalmente olvidado para el mundo; con el reconocimiento comienza otra etapa, la de tratar de justificar su existencia por el lado armenio y su negación por el lado Turco). Con su reconocimiento el Estado Turco se transforma en reaccionario (se invierten los roles); primero a la negación del crimen y segundo con el tono de desafío con la que la asume.
Ambas partes libran una guerra política y psicológica entre sí, en las que las opciones son o desmentir o confirmar el Genocidio. La diáspora Armenia en mayor medida, y la joven republica Armenia, con la ayuda de las potencias occidentales y la opinión publica, procuran presionar a Turquía para que reconozcan los hechos. Turquía por el contrario, utiliza su influencia política y económica en la región y en menor medida en el mundo, para mantenerse firme en su negativa. En este punto; los hechos históricos se discuten con acusaciones mutuas y continuos reproches. A través de los mismos se construye continuamente ambos estereotipos. Los turcos como un pueblo de asesinos despiadados y sin moral. Y los armenios como comerciantes deseosos solo de dinero (este tema es para otro artículo).
La historia misma se ha convertido en un instrumento de debate. Los armenios argumentan que fue un genocidio por el grado de premeditación, planificación, coordinación, ejecución y prolongación en el tiempo (1894-1923) con la que se lo llevo a cabo. En cambio para los turcos, que ya les resultan imposibles seguir negando el crimen por la gran cantidad abrumadora de pruebas, afirman cuestiones como la supuesta traición Armenia al aliarse con las tropas Rusas, los continuos levantamientos, el ataque de la retaguardia de su ejército y etc. Pasan a culpar a la victima de sus atrocidades (mujeres y niños son culpables).
Turquía al sentirse lo relativamente fuerte como para no reconocer el Genocidio, trata de dictar las reglas de juego a su favor (como el caso de la Hoja de Ruta y la comisión de historiadores), con la que la única salida es la presión sobre terceros.
El reconocimiento Turco del Genocidio es muy importante por el hecho de que tales catástrofes humanas sufren una “segunda traumatizacion” (“genocidio mas negación son iguales a un doble crimen”) al no reconocerse los hechos que desembocaron en el mismo. También marca un precedente para el futuro; buscando evitar crímenes de tal calibre. Es por eso que es importante las nociones de “crímenes contra la humanidad” desarrollado tras la primera guerra mundial, por el caso que estamos haciendo referencia y el de “genocidio” tras la segunda guerra mundial y los sucesos trágicos de la misma. No hay que olvidarse que la primera noción fue la base sobre la que se creo en 1948 la carta de las Naciones Unidas a favor de la prevención y castigo de los actos de genocidio.
Turquía a su vez ha retrucado la apuesta con inversiones cuantiosas en el campo de la investigación y en grupos de presión en terceros países.
Es en la arena política de terceros países donde se debate el destino del genocidio; al ser reconocido Turquía trata de abortarlo con la firma de la hoja de ruta, o sea por medio de una relectura de los hechos o una “reevaluación de la historia”.
El reconocimiento de terceros países es una especie de sustituto a la falta de reconocimiento por parte del Estado Turco. Además tenemos el derecho, por ser ciudadanos de estos mismos países. También es la manera de mantener viva la Causa.
En Turquía estas resoluciones provocan fuertes reacciones hacia los países que dan el visto bueno a su reconocimiento y hacia los armenios en particular (por ser el origen de tamaño desprestigio). Como efecto positivo; cada vez más turcos buscan la verdad sobre los acontecimientos. No por casualidad cada vez más escritores, periodistas e intelectuales son procesados por el artículo 301. El lado negativo, es que estos terceros países usan el conflicto en provecho propio (los sectores conservadores Europeos que no quieren a Turquía dentro de la Unión Europea), con el resultado que el conflicto se prolonga con la llegada de nuevos desafíos (sanciones económicas y etc.).
Otro aspecto para tener en cuenta es que el reconocimiento del genocidio esta asentado en mayor medida sobre terceros países (como ya se dijo) y sobre las potencias en particular. Si estas últimas consideraran resoluciones como la Hoja de Ruta validas, la misma seria un grave revés para la “Causa Armenia”; de igual manera no se sabe hasta que punto las potencias estarán dispuestas a alargar el conflicto. Acá se presenta la paradoja que mientras el gobierno de Armenia y la diáspora no consigan construir canales genuinos de comunicación; el reconocimiento seguirá pasando a ser la prueba de terceros países. Por mas que Turquía presione al gobierno de Armenia para que devuelva Garapagh la misma es obvio que no se entregara sin concesiones en ultima instancia; por ser la base de poder de la burguesía armenia pegada al gobierno (es mas de Garapagh; las presidencias de Kocharyan y Sarquissian la avalan) y paradójicamente la promotora de la Hoja de Ruta. Ellos protegen sus intereses económicos pero dejan de lado los morales, avanzando en circunstancias que no generaron sin consulta y prepotentemente. Yo considero que fue una actitud astuta la del gobierno Turco la de unir la normalización de las relaciones bilaterales con su parte azerí; haciéndose pasar como el promotor de la paz en el Cáucaso con el fin de abrir el mismo a sus inversiones y negocios.
Debido a esta conducta, cada lado ha desarrollado una imagen muy negativa del otro, a la que recurre en todo momento. Si el Estado Turco reconociera los hechos tendría que reescribir más de 100 años de historia. Este punto es muy significativo; por que no creo que la elite Turca que formo su base de poder con la expropiación de los activos armenios; quiera hoy sacar a la luz sus mas íntimos secretos.
En este punto la Republica Turca ha heredado del Imperio Otomano toda su estructura administrativa. Por lo tanto a diferencia de occidente, el proceso de modernización otomano o turco no ha llevado a una ampliación de la base de poder, que diera acceso a nuevas clases o grupos sociales (o a una revolución que haría desplazar o desaparecer a un sector). La conversión en republica no modifico ni las estructura ni la influencia de su clase dirigente (el sector militar y su Burguesía). Es mas el Estado pasó a ser visto como un baluarte contra los peligros de la decadencia imperial cuando se paso a la republica. En Turquía se denomina a esta psicología como “el miedo al reparto” o “el miedo a Sevres”.

En definitiva; por que Turquía tendría que reconocer los sucesos de hace mas de 90 años?

Andrés Minassian, U.J.A. Córdoba.

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